Madre, abuela y mujer que, como muchas, atravesó momentos muy difíciles. Durante años cargué con heridas de maltratos y, en un punto, llegué a sentir que Dios me había abandonado y que ya no había esperanza para mí.

Pero todo cambió con un sueño. En él, Jesús se me apareció y me dijo algo que nunca voy a olvidar: “No te rindas”. Fue un mensaje de amor y fuerza que despertó algo profundo dentro mío. Quise volver a sentir esa paz, esa presencia, pero me di cuenta de que siempre estaba buscando señales afuera, que al rezar jamás me daba espacio a escuchar y sentir en silencio.

Fue entonces cuando descubrí una forma sencilla de meditar que me ayudó a escuchar y conectar con Jesús y con mi propia esencia. Empecé a sentarme, a respirar, a abrir mi corazón, y poco a poco, en menos de un mes, mi visión de mí misma cambió completamente.

Aprendí a amarme, a perdonarme y a dejar atrás lo que me hacía daño. Y cuando cambió mi mirada interna, todo a mi alrededor empezó a cambiar también. Hoy vivo con más paz, confianza y alegría, rodeada de personas que solo suman en mi vida, y con una autoestima tan fuerte que nadie volverá a pisotearme como en el pasado. 

Hoy quiero compartir este camino con vos y por eso creé esta guía. 

Porque sé que no estás sola, y que también podés encontrar esa fuerza que te sostiene y te renueva desde adentro. Jesús no se presenta solo a los “iluminados”, sino a cualquier persona que esté abierta a sentirlo y escucharlo.